Frente a la imagen que ha circulado en las redes sociales en los últimos días vinculada al debate sobre la despenalización del aborto, considero oportuno compartir las siguientes reflexiones con la intención de que las mismas sirvan como aporte para un debate sano, enriquecedor y respetuoso.
En primer lugar deseo expresar claramente que creo en la familia como núcleo de la sociedad; en los valores del amor, del respeto y la honestidad. Soy un hombre de Fe y creo en un Dios que sabrá juzgar a cada uno de nosotros.
NO ESTOY A FAVOR DEL ABORTO. Pero sí considero valioso la posibilidad de un debate honesto que escuche todas las posturas y actores sociales y que el resultado sea un marco LEGAL que incluya una realidad que existe inobjetablemente y que para aquellas personas que decidan hacerlo, no lo concreten en condiciones clandestinas e inadecuadas. Creo que el actual proyecto de ley debería ser mejorado respetando todos los actores involucrados, garantizando la libertad de conciencia.
Considero además imperante la necesidad de trabajar en la Educación Sexual y Reproductiva y que el Estado esté presente en el cumplimiento de las leyes que ya están vigentes implementando medidas preventivas que acompañen verdaderamente a las mujeres en situaciones vulnerables y no se las condene moral, social ni penalmente.
Como dirigente político y social me parece importante respetar la necesidad de la autenticidad en el pensamiento ideológico. Deseo poder manifestar mis ideas sobre este tema y contribuir a un debate que como sociedad HOY es necesario dar.
Estoy convencido que un debate que tenga el aporte de todos va a contribuir a buscar soluciones que den respuestas a las demandas sociales de estos tiempos, respuestas que quizás sean aún, superadoras de mi posición actual.
Mantener una postura políticamente correcta solamente por un fin electoral, no sería coherente con mi modo de actuar ni estaría siendo honesto CONMIGO ni con USTEDES.
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